lunes, 13 de enero de 2014

CCCXII

Había música de árboles,
la luz penetraba a través de 
las formas dibujadas por tus dedos

el lago 
jugaba a ser cielo, vida, sueño

de una orilla a otra: el precipicio de los días

el amor era esa suma de pasos cotidianos
en el umbral de la estampida.

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