domingo, 18 de enero de 2015

CCLXXV

Las nuevas tecnologías nos facilitan la vida, organizando nuestro presente a tiro de click. Click, click, click. Te quiero es un click, te odio es un click, te miento es un click, te elimino es un click. Click, click, click. Cualquier nacimiento, muerte, momento de felicidad o depresión pueden compartirse virtualmente, en un intento de acortar la distancia entre el abismo y el yo. 
Cada vez más expuestos, cada vez más comunicados y a la vez más ausentes, más lejanos, menos receptivos al intercambio real.
Os juro que más de una vez he tenido el impulso de arrojar el teléfono móvil por la ventana, ya me he dado de baja unas cuantas veces de Facebook y silencio compulsivamente los grupos de Whatsapp. 
Esto me sirve para identificar que en varios momentos de mi vida me he sentido preso de esta tecnología, que nos ha modificado las relaciones sociales, los hábitos y hasta el lenguaje.


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