miércoles, 15 de abril de 2015

22

En legítima defensa
dibujo un arco de alegría,
que el horizonte fluctúe
como un eco de gigante amable
o de silencio que precede a la lluvia.
Yo he venido aquí para desligarme de los nudos de ciudad
que solo me ato
de labio a boca si es preciso.

Que el amor y lo indomable
estrangulen la rutina de antenas,
nada es más importante
que la contemplación del asombro,
la suave certeza de tocarse sin miedo.

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