martes, 8 de diciembre de 2015

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Esto no es un poema y sin embargo la situación empuja a las palabras a reorganizarse. Es más solo podría llamarse poema. Sé que alguien podría llamarlo ladrillo, sombra, eco sin suerte, semáforo.
No, esto es un poema.
Y cómo se iba a llamar sino, esta situación que te arrasa los trapecios, cuando la persona con la que has compartido cuatro meses a labio y mantel, desaparece en el silencio, construyendo el muro.
Te hablaré desde Alemania occidental cuando quiera y tenga las coordenadas tan exactas, que tú estés ya en otro plano y te disuelvas solo, como una manifestación de tristeza.

Es tan evidente y sin embargo, duele como una cuchilla oxidada abriéndose paso.

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